26 oct 2009

Pasadena

Toma la luz con sus manos y se la acerca a la cara. Le susurra unas palabras. Pequeños haces de luz salen de su ropa. Un humo blanco lo envuelve y permite proyectar las líneas rojas de luz. Él tiene los ojos cerrados, pero miles de miradas (¿millones?) se centran en él. Se aferra de la luz en sus manos y relaja las piernas hasta colgarse. De la luz se columpia y disipa el humo a su alrededor. Alguien cerca de él lleva el ritmo. Alguien más la melodía. La gente se sabe la canción, pero disfruta escuchándolo a él. Al principio parecía un ente negro a lo lejos. La ausencia de color, la suma de todos. Con pocas palabras hace que la gente lo siga. Que la gente se detenga. Si él respira y se mantiene quieto, la expectativa envuelve a todos.

El humo puede rodearlo, cubrirlo, pero no lo ahoga. No sale de ahí fisicamente, pero se deja encontrar. Es puras luces y palabras

No hay comentarios:

Publicar un comentario