13 ene 2010

Listo el paso 1

Muy resumido, creo que es así:

Supermercado
Refugio
Librería
Casa viejo
Polaroid

Pesadilla
Humo
Niños
Tienda con niña
Papalotes

Caravana
Lluvia
Refugio destruído
Reconstrucción

Encontrar niños
Tienda Telas
Cajita de música

Sé que no se entiende, pero es el orden de las ideas.

6 ene 2010

El Espectador Confomista

A la gente no le importa ver malas películas en el cine. En México podemos quejarnos que los boletos subieron a más de 60 pesos. En E.U. no es raro que cuesten más de 14 dólares y en Inglaterra 10 libras. Eso es solamente el boleto por persona. Si le agregamos el boleto de un acompañante, palomitas y el estacionamiento ya resulta una salida cara, arriba de $250. Aun así, la gente se sienta en una sala de cine por dos horas para ver una película mala. En el sistema de entretenimiento que gobierna las casas de todo el mundo alguien más paga lo que vemos. La televisión gratuita está basada en un sistema muy sencillo: Alguien paga dinero para interrumpir el contenido (ficción, documental o noticioso) y darle razones al espectador para que consuma su producto. Con ese dinero se produce más contenido, que otra persona pagará por interrumpir. Siendo que no paga nada, el espectador televisivo es mucho más exigente que el cinematográfico. Cuando un contenido en la televisión no le gusta, simplemente busca uno distinto en otro canal. Cuando no quiere ver la interrupción comercial, busca otro contenido en otro canal. Y cuando el espectador se convence que todo el contenido que es gratis es una basura entonces paga por tener más opciones de contenido. Aun así la mayor parte del tiempo el espectador exclamará: “ no hay nada que ver”, antes de apagar su televisor.

El espectador cinematográfico llega a la sala siguiendo el consejo de alguien que lo interrumpió en su vida para sugerirle que consumiera su producto, en este caso una película. Y esto sucede cuando el espectador busca un contenido en específico, porque un gran porcentaje de los espectadores llegan a la taquilla a revisar los nombres de las películas que están próximas a comenzar, al igual que el espectador televisivo enciende el televisor esperando encontrar un contenido que lo distraiga en su tiempo de esparcimiento. Así como el espectador televisivo se queja que “no hay nada que ver”, el cinematográfico se queja de lo mala que estuvo la película. Pero pasará el tiempo y volverá a creer en la publicidad, irá al cine y pagará mucho dinero para ver otra película que es igual o peor de mala. Este espectador al menos se da cuenta del error que cometió al pagar tanto dinero por un producto de mala calidad que no lo entretuvo, aunque después vuelva a cometer el mismo error. Pero el espectador que más nos debe de preocupar es el que más daño hace a la indsutria del cine y la televisión: El Conformista. Mala suerte que también sea el más abundante. El conformista es aquel que no juzga objetivamente los programas de televisión ni las películas y sólo encuentra los puntos buenos (“qué guapa actriz”, “me gusta apoyar el cine mexicano”, “adoro las películas románticas”, “qué buenos efectos”) e ignora por completo los malos (“qué mal actor”, “qué larga película”, “esa historia me la han contando varias veces”, “desde el principio supe que se iban a casar, lo vi en el trailer”). El cine actual se rige por lo que la película recaude en la taquilla. Si el espectador conformista siempre ve las películas porque alguien lo interrumpió y le sugirió que la viera, y el otro espectador va a verla porque cree que esta película no va a defraudarlo como todas las anteriores, para luego arrepentirse al salir de la sala, entonces películas como Alvin y las Ardillas 2 recaudarán muuuuucho dinero y serán la base para las nuevas (y peores) películas. Cada quien obtiene lo que se merece, y una industria que produce contenidos de mala calidad, tendrá malos y poco exigentes espectadores. Espectadores flojos, poco exigentes y conformistas van a recibir productos de mala calidad. La industria lo va a seguir haciendo mientras obtenga ganancias. El espectador no obtiene ganancia alguna, le exprimen el bolsillo a cambio de productos chafas. Es hora de ser mejores espectadores.