13 ene 2011

Nowhere Again

Nowhere again. Así se llama una canción de los Secret Machines. Los conocí cuando le abrieron a U2 en el Azteca. Me dolió el brazo toda la semana. No me acuerdo de la letra de la canción, pero cuando leí el nombre de la canción en el iPod hace unos minutos pensé que era un gran título para “El metro” de Café Tacvba. Alguien que se queda atrapado en el metro de la cd. de México y no puede salir porque siempre hay alguien que empuja para adentro. Vaga por las estaciones y colecciona plumas y encendedores. Cada que despierta está de nuevo en ningún lado.
Pero el título también resonó con mi presente. Después de estar un tiempo en algún lado, vuelvo a estar en ninguno. Sí, estoy perdido. Todo lo que tengo que hacer se me olvida. ¿Qué hago que es tan importante para que se me olvide? No sé. Nada. Me traiciono a mí mismo. Soy yo mismo (o tal vez mi inconsciente) el que empuja hacia adentro. No salgo del vagón. Cuando encuentro la dirección que debo tomar se me pasa la estación, o cambio de vagón antes de tiempo y me vuelvo a perder… Mi colección no es de encendedores, pero sí de lecturas, videos y blogs. Muchas cosas entran a mi cabeza, pero debería de sacar mucho más. Muchas más. Ahora suena Country, de Empire of the Sun. No sé qué signifique. Vaya, no sé si deba significar algo. Buscarle a todo una explicación es lo más humano que existe, pero es tal vez la causa de nuestros errores más profundos. Me desvío de mi tema. Estoy perdido y, a esta hora de la madrugada, no resuelvo nada hablando de religión.

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