7 dic 2009

Mucha luz

Por fin cambié los focos fundidos en mi cuarto. Ahora hay mucha luz, me había acostumbrado a la penumbra. El lado práctico de ver donde piso y encontrar todo lo que tiro me obligaba a hacerlo, pero ahora me arrepiento. La luz me hizo recordar el desastre que soy. Los objetos en mi cuarto representan los pensamientos en mi cabeza. Desperdigados y mal organizados. Todos tienen una relación, y por eso pospongo ordenarlos pues para eso hay que clasificarlos. ¿Qué es valioso? No todo es desechable, pero algunas cosas sólo estorban. Para tirar otras a la basura hay que esperar a juntar más de ellas. Entonces hay que guardar basura, juntarla y luego tirarla. Pero a veces esa basura ensucia lo demás. O baja el nivel de las cosas y obliga a guardar otras que también merecen desecharse. Y así han pasado varios meses. Si no hubiera cambiado los focos, hubiera seguido en la ignorancia. Como al prisionero en la caverna platónica al que le quitan las cadenas. Vi el Sol y lo que le es propio. Ahora espero no encadenarme solo otra vez.

Una manera de empezar el camino afuera de la penumbra es decidir dónde pegar las estampas de Dan Hillier. Paso a paso una decisión, sin posponerlas.

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